Hay momentos en la vida en que nos observamos por fin en plenitud. Es entonces que dejamos de cuestionarnos, nos entendemos y decidimos, sencillamente, ser. Instantes de una capacidad transformadora imponente, que nos marcan para que nos definen y nos hacen libres para siempre. En la vida de nuestra protagonista, esta fotografía clarificadora y mágica se produjo, después de años de dudas íntimos sobre la identidad de género y la sexualidad, al abrir el armario de Pandora y probarse el camisón azul cielo de la su pareja: «al espejo de la habitación me veo por fin con una forma propia. He cuajado. El Tabú se astilla. La vida que giraba como una peonza, ahora toma sentido. »