En todas las épocas los humanos han soñado con las tierras de la Utopía, y a principios de los setentas esas tierras tenían una ubicación muy concreta: Barcelona. Desde todos los puntos migraron hombres y mujeres fascinados por un lugar que prometía, más allá de trabajo, dignidad y cultura, unas posibilidades de desarrollo personal y creativo entonces inéditas en otros lugares de la península. Algunos de ellos se convertirán también en los protagonistas anónimos de uno de los periodos más apasionantes de la historia reciente de la ciudad, como Camilo Cordero, que compartió ideología y ambiciones con otros dos andaluces, Nazario y Pepe Ocaña, el pintor Ocaña, del que fue íntimo amigo y cómplice de la mayor parte de las exposiciones, acciones y performances que ese desarrolló en Barcelona durante los años setenta yprimeros de los ochenta. Modelo, actor, pintor, Camilo compaginó en la ciudad de Barcelona su gusto por el arte, por la pasarela y los escenarios con una intensa vida nocturna, siendo un habitual de los locales de moda de entonces. Camilo murió en 1994 víctima del sida.