Sinopsis:
El corpus literario de Emili Teixidor habla por sí solo. Quizás el pleno reconocimiento popular que su esfuerzo como hombre de letras merece le llegó tarde, al final de su vida, con la adaptación de Pa negre (2003) por parte del pretigioso cineasta balear Agustí Villaronga y varios premios, pero en realidad Teixidor llevaba tiempo escribiendo, y viviendo por y con la literatura.
Estudió Derecho, Filosofía y Letras, Periodismo y Magisterio, y ejerció durante tiempo de profesor de instituto. A finales de los 60, en plena posguerra, en un momento en el que había un gran vacío en lo que a literatura infantil y juvenil se refiere, publicó ya algún título para los más pequeños, como Dídac, Berta, i la màquina de lligar boira, en 1969, y el 1967 había recibido el Premi Joaquim Ruyra de narrativa juvenil por Les rates malaltes. En los 70 participó en algunas revistas como Cavall Fort, Tretzevents i Oriflama, dirigidas al público infantil y juvenil, y también colaboró en publicaciones periódicas como Presència, l'Avui y El Punt. Vivió en París un tiempo, haciendo de editor.
Su reconocimiento como autor de literatura infantil y juvenil siguió con libros como L'ocell de foc (1972), El crim de la hipotenusa (1988) o L'amiga més amiga de la formiga Piga (Premio Nacional de literatura infantil 1997). Se estrenó con la narrativa para adultos con Sic transit Glòria Swanson (1979), que le valió el Premio Crítica Serra d'Or, y a él le siguieron otros libros exitosos como Retrat d'un assasí d'ocells (1988) o El Llibre de les Mosques (Premi Sant Jordi de novel·la 1999), toda una revelación que contiene ya turgentes muchos de los elementos que hicieron exitosa la reconocida Pa negre. en sus obras, ambiciosas y de gran calado lírico, Teixidor supo plasmar la represión de la posguerra en Cataluña de un modo genuino, escribiendo historias íntimas y personales a través de los cuales el hilo invisible de la memoria, con la literatura, se hacía patente
El 1992 recibió la Creu de Sant jordi en reconocimiento a su obra. Sus libros infantiles y juveniles han sido leídos por varias generacioens de niños, y su Pa negre, a la que todavía siguieron un par de libros más, Laura Santsels convidats (2010), representó, sin duda, otorgarle el prestigio que una obra de su calado merece. Le recordamos.